‘Nunca Descalzo’, un podcast sobre zapatillas y música

En periodismo no está muy bien visto escribir en primera persona, pero como este no es un texto periodístico, puedo hacer esa excepción.

Hace mucho que quería hacer podcast, ¿o hace mucho que quería hacer radio? Las dos, seguramente. Pero mientras que en la radio fue imposible entrar -no tengo amigos con el poder de apalancar ni tengo miles de seguidores en redes- el podcast se ofreció como el camino a seguir; pero tampoco fue tan fácil. ¿Quería contar las mismas historias de siempre de la misma manera de siempre? ¿Era lo suficientemente atractivo para un potencial oyente solamente escuchar mi voz y lo que tenía para decir? No y no.

A las ideas hay que dejarlas madurar. Y a mí la idea me cayó después de escuchar muchos podcasts –Internet me arruinó, Quemar un Patrullero, Paciencia, La segunda muerte del dios punk, Intoxicado– y de nunca dejar de pensar qué clase de historias me gustaría escuchar a mí sobre la temática zapatillas, que es un tema muy abordado en redes sociales, pero no tanto desde los formatos periodísticos.

‘Nunca Descalzo’ es un podcast sobre zapatillas y música y es el resultado de todas esas influencias, de lo que sé e investigué a lo largo de los años, y de todo lo lo que sumé especialmente para cada episodio. Es también un concepto -contar la historia de diez modelos clásicos, clasiquísimos- y dar un poco de contexto respondiendo preguntas básicas: en qué época surgieron, qué pasaba en el mundo en aquel entonces, por qué tuvieron éxito y qué música sonaba en esos años.

Fotos: Motorola Edge 40

Hacer un podcast lleva más trabajo del que pensaba. Al contenido en sí mismo -la historia base, la investigación, el guión, la verificación de datos, las canciones- se le sumó la parte técnica. Un podcast, para mí, tiene que sonar bien. Más si lleva canciones. Y entre idas y vueltas, software, consolas y formatos de compresión, salió algo que (creo) cumple con la premisa de ser interesante y sonar bien. Mejor aún a partir del episodio 4, cuando los amigos de Motorola quisieron acompañarme con el audio, y más todavía desde el episodio 6, cuando la gente de Maono me hizo llegar un micrófono muchísimo mejor que el que tenía.

Una vez que cada episodio es publicado ya deja de pertenecerme. Y si bien ND es escuchado principalmente en Argentina, hay muchos oyentes de Chile, México, Bolivia, Uruguay y Colombia (lo esperable, por ser Latinoamericanos y de habla hispana), pero también de España, Estados Unidos, Italia, Francia, China y Suecia. Inimaginable.

Pero al mismo tiempo que ND es de los oyentes, también es todo mío. Intenté tomar decisiones que me representen y que me dejen conforme. Elegí las diez historias que quería contar, y le sumé un episodio extra que también tuvo su encanto. Seleccioné 113 canciones únicas para apoyar los momentos clave de cada historia. Y hablé como me salió, con aciertos y errores, pero siempre con mucho disfrute. La clave para hacer cosas debería ser siempre esa: que no importe lo que piensen o digan los demás, que sólo importe el deseo propio.

Argentina es un lugar difícil para trabajar a largo plazo. Ya sea por los costos o por la imprevisibilidad o por el contexto que no te deja concentrar: es difícil. Aún así este año pude trabajar en algo que deseaba desde hace 15 años, y que nunca había podido concretar.

Brindo por eso y por los oyentes que lo escucharon.