Corbox, los boxers que le ponen color a tu 🍑

Uno de los efectos más indeseados de la pandemia -y de los que menos se habló, quizás por el temor a quedar como una persona superficial- es la dificultad de conseguir buena ropa a un precio lógico en la Argentina. Y no hablo de pantalones, camperas o remeras (aunque también): hablo de ropa interior. Boxers, bombachas y corpiños. La crisis económica y la pandemia pusieron de manifiesto una verdad incuestionable: la calidad de los calzoncillos de H&M y Uniqlo, y la tristeza de saber que ya casi no los podemos reemplazar.

Casi, hasta que conocí a Corbox.

Llevaba meses haciendo un casting de boxers. Mi búsqueda era simple: un mix de algodón y lycra, sin estampados ni elásticos con marcas como carteles publicitarios. Uno lleva años asumiéndose como es, y no está bueno ponerse un boxer con una marca que no hace más que contrastar la propia realidad con la de ese modelo con ese cuerpo tallado a mano. Si voy a llevar una E gigante en mi cintura, quiero tener el cuerpo de Luciano Castro; sino, no.

Corbox, en cambio, hizo lo que nunca se debería dejar de hacer a la hora de vender un producto: hablar de él. La publicidad decía que eran “exageradamente suaves”, mientras proponía blancos, negros, grises y azules; pero también naranjas, fucsias, verdes y amarillos. Y a un precio lógico. Y me convencieron. Compré, me gustaron y finalmente me pude deshacer de mis gastados boxers de Uniqlo porque, como decía mi abuela, no se puede salir a la calle con ropa interior agujereada “por si te pasa algo”.


La persona por detrás de Corbox es Julia Salvarezza, que es diseñadora de indumentaria desde 2011, mamá de Isidro y freelancer desde hace 5 años. Hace tres se dio cuenta de que Corbox podía ser algo más que una forma de matar tiempos libres, y hoy es su trabajo principal.

Corbox empezó con boxers y después sumó panties. Y creció por el boca en boca digital, sin campañas de publicidad ni influencers. Hoy las clientas (hay que decirlo, porque son ellas mucho más que ellos) muestran sus cuerpos reales sin temor al qué dirán. Corbox tiene eso: es real.

Hablé con Julia sobre cómo es emprender en la Argentina y sobre cómo se hace para ser diferentes con ropa que casi siempre está oculta.

Personalidad: en Corbox no hay elásticos con nombres gigantes. “En ropa interior hay muy pocas marcas que se puedan reconocer en sus propios productos, que de manera inconfundible remitan a determinada marca. Me interesaba que Corbox tenga eso. Si en algún momento le pusiera el nombre al elástico o a la tela sería más por una cuestión de diseño y juego de colores que por mostrar la marca”.

Materias primas: en un mundo ideal primero se diseña y después se fabrica, pero en la Argentina se hace como se puede. “En general los emprendedores dependemos de los colores excedentes de las grandes marcas, porque no podemos pedir los propios en la cantidad que necesitamos. Hoy trabajo un poco con lo que quiero y otro poco con lo que consigo. El tema de los elásticos es aparte: las fábricas están abocadas casi en su totalidad a confeccionar elásticos para barbijos. Nunca hubo tanta demanda como hoy, por lo que ir con un pedido especial también es muy difícil”.

Trabajo y cadena de valor: un emprendimiento siempre arranca con una idea, pero para crecer necesita del trabajo y de las personas. “Corbox empezó hace tres años, y hoy tenemos dos talleres (que emplean su propia gente) que trabajan exclusivamente para nosotros. También alquilé un local para tener como depósito, contraté a otra diseñadora que también me ayuda con los pedidos y sumé a una persona para el control de calidad. Y una contadora, por supuesto, porque el crecimiento también trae otras cuestiones paralelas a las que es mejor estar atenta. Y somos todas mujeres”.

La pandemia: nunca mejor utilizado el concepto de oportunicrisis. “La pandemia me ayudó porque la gente se animó como nunca a comprar por internet, y casi todo lo que vendo proviene de la venta minorista, de gente que compra para usar. Por eso intento describir todos los productos con el mayor detalle posible, más aún porque por tratarse de ropa interior los productos no tienen cambio”.

La atención al cliente: “Hay personas que me pasan sus medidas y yo les digo qué talle comprar. Los clientes tienen que tener un acceso fácil a quienes estamos detrás de la marca para poder consultar lo que necesiten. Cuando despachamos un pedido, avisamos por Whatsapp para que el cliente esté atento y lo pueda recibir ese mismo día. Es fundamental que sea así, porque es lo que yo espero de una marca que elijo”.