Devolo: dale superpoderes a tu WiFi

Cómo extender mi WiFi.
Problemas con la WiFi.
Extensores de WiFi doble banda.
Llevar WiFi a planta alta sin cables.

Todas esas -y varias más- fueron las búsquedas que hice en Google. Desde que la pandemia hizo del home office mi principal forma de trabajo, la WiFi se convirtió en un imprescindible, no sólo para mis múltiples actividades -escribir una nota, hacer mi columna de radio vía Skype, videollamadas formales, festejos de cumpleaños- si no también para las de mi familia. En casa convivimos un periodista, una psicóloga y un pibe de seis años para quien las pantallas fueron algo más que un entretenimiento. La atención virtual, Roblox, Google Docs y el Zoom estuvieron a un mismo nivel de importancia, depende de quién cuente la historia.

La primera medida que tomé fue aumentar la velocidad de conexión. De los 30Mb iniciales pasé a 50, hasta llegar a los actuales 100. Pero el problema no estaba tanto en la velocidad que llegaba al módem como en cómo se distribuía esa señal en mi casa. Durante la mayor parte del tiempo -mientras estaba en el living comedor, en mi habitación o incluso en el baño- la WiFi mostraba todas sus rayitas; pero si la psicóloga tenía que trabajar en su consultorio (a la calle) o yo me encerraba a trabajar en el Búnker (veinticinco metros hacia el fondo y cuatro hacia arriba) todo se traducía en una sucesión de microcortes, con todas esas frases que todos repetimos tanto en este tiempo: “esperá que tengo poca señal”, “repetime que justo se cortó” o “corto y vuelvo a conectarme a ver si se soluciona”.

La segunda medida fueron los extensores de señal. Tenía uno muy simple que funciona siempre y cuando reciba buena señal del módem del ISP (eso que llamamos proveedor). Con dos paredes y siete metros de por medio, cumplía su función a medias con el consultorio. Para el Búnker invertí en lo que se llama “rompemuros”: un router que replica la señal original y que la hace llegar más lejos, incluso con paredes de por medio. Podrá haber roto algún muro, pero no sirvió para que la WiFi vaya hacia arriba: por su naturaleza las señales inalámbricas tienden a ir hacia abajo, y si algo no se puede es ir en contra de la naturaleza.

Leí e investigué y, sobre todo, no me resigné a haberme armado un espacio de trabajo que no sea útil para trabajar por no tener señal WiFi.

Leí e investigué hasta que encontré a Devolo, que es un aparato con una tecnología llamada powerline (me recuerda al powermetal, que también es un género de música surgido en Alemania) que utiliza la red eléctrica para transmitir señales de internet. El Starter Kit viene con dos dispositivos: uno se enchufa a la pared y se conecta con un cable de red al módem, y el otro se enchufa en el lugar o la habitación a donde queremos llevar WiFi. Es Plug & Play, es decir, se enchufa, se aprietan un par de botones y ya queda funcionando. La señal viaja por los cables de electricidad que pasan por adentro de nuestras paredes y la traduce en WiFi para el búnker o el consultorio. Suena muy loco, pero es así.

Dicho de otro modo, el Devolo lleva la conexión a cualquier lugar de la casa que necesitemos, con la misma calidad que si usáramos cables de red o si estuviéramos junto al módem, sin la necesidad de agujerear paredes, ni de tender un cableado y sin complicaciones. Más a su favor: si tenés más de una fase (traducido, más de una térmica, una para cada sector de tu casa) funciona igual. Más todavía: si querés sumar otro Devolo (o si vivís en una casa gigante y necesitás extender tu red), podés añadir hasta ocho dispositivos. Y todos van a tener la misma calidad en la señal.

Devolo en el Búnker (Fotos: Moto G9 Plus)

Después de haber perdido plata, tiempo y paciencia, me pareció que podía ser útil compartir mi experiencia. Cuando uno busca en Mercado Libre algún extensor de señal, el Devolo no es una de las primeras opciones, por la sencilla razón de que no es el dispositivo más barato. Pero si tenemos en cuenta lo que gasté en el repetidor y en el rompemuros (que sirven en otros lugares, pero no solucionaban mi problema) -y más si tenemos en cuenta el tiempo que perdí en soluciones que no solucionaban nada- bien vale la pena el dato, y que cada uno decida en base a su economía y sus necesidades.

En resumen, no importa cuántos megas contrates: importa que lleguen a tu notebook, tablet, teléfono, televisor y todo eso que te conecta con el exterior mientras estás en casa. Es experiencia propia.