La sustentabilidad es un montón de cosas distintas: una forma de gestionar una empresa o una marca, una manera de estar en sintonía con el mundo actual, una excusa para sentir que uno actúa de modo responsable, una estrategia de marketing (el famoso “greenwashing”) y -también- un argumento de venta cada vez más utilizado en el mundo de las zapatillas.
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Converse, que es una subsidiaria de Nike, aprovecha cada vez más los métodos, los recursos y las tecnologías que le provee su hermana adoptiva. Gracias a ello y a su centenaria historia modernizó sus clásicos modelos (Chuck II), volvió al básquet (All Star Pro BB) y, ahora, fabrica zapatillas con basura. Bajo la consigna “Repensar. Reciclar. Renovar” la colección Renew utiliza transforma los desechos en zapatillas totalmente funcionales. Y lo hace muy bien.
Las Chuck Taylor All Star Crater están hechas con algodón reciclado, poliéster reciclado (proveniente de botellas de plástico usadas y recuperadas), retazos de indumentaria y desechos postindustriales son algunos de los componentes de las capelladas. Las suelas Crater Foam utilizan un 12% de caucho Nike Grind combinado con materiales de espuma suave y el resultado es increíble: livianas, cómodas y visualmente diferentes. No es necesario explicar que están hechas con materiales reciclados, porque eso es algo que se ve.
La fusión del Space Hippie de Nike con la esencia de las Chuck Taylor resulta en unas zapatillas diferentes, sostenibles, novedosas y -dato no menor- que se consiguen en la Argentina.
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